La Emperatriz de Lavapiés

En estos momentos de mi vida soy la mujer más feliz del mundo:
-Tengo el novio que siempre quise tener (extranjero, bien bueno en todos los sentidos y que cuando estoy con él me hace mucho reír, además nos caemos y nos llevamos bien).
-Tengo un trabajo que me gusta, en el que me valoran, la paga es muy buena y mis compañeros y yo nos reímos muchísimo de nuestros problemas, además los jefes son bien chidos.
- Por fin pude rentar un depa para mí solita y estoy muy a gusto.
- Apenas va marzo y ya he cumplido las metas que me propuse para el primer semestre del año, una de ellas es editar mi primer libro de poesía, para por fin escribir otro, éste serio, dedicado a Martín. (Apenas mi libro se va a dictaminar pero tengo confianza).
-Mi familia gracias a Dios está bien (con problemas económicos pero nada que no pueda solucionarse).
- Se me ocurrió hacerle caso a mi novio y pedir varias becas que hubiera para poder vivir en Europa y adivinen qué, me las han dado casi todas, ahora sólo falta decidirme, porque siempre que esto pasa me apendejo en el último minuto y pierdo las oportunidades.

Todo el día, varios días me la he pasado tan feliz, que no me la creo. (Duré 3 años en el pozo y cayendo cada 6 meses en el hospital, por rodearme de gente estúpida de mi antiguo trabajo).

Ayer conseguí el correo de Jorge F. Hernández, gran escritor mexicano autor del libro “La emperatriz de Lavapiés” (Alfaguara). Ese libro me lo regaló hace casi 10 años un amor imposible y tortuoso de juventud, que vive en Madrid. El libro es bellísimo, es la novela que se escribió para mí, partiendo desde la posibilidad que cada ser humano en este planeta tenga una novela para él mismo. Hoy le escribí a Jorge, después de muchos años y le dije que en algún lugar del mundo hay un personaje de una novela que lee el libro. Yo, la protagonista de esa novela, decidí escribirle al autor y decirle “gracias por ese mi libro, tan bello”. Jorge no me conoce, ni yo a él. El más cercano contacto fue cuando yo iba a ser becaria de FLM y que por estar en Praga no pude ir a la entrevista y perdí la oportunidad de tenerlo como tutor, yo pensé que cuando yo fuera becaria le comentaría personalmente, pero al parecer otro año no podré estar en FLM, le digo a Jorge, ironías de la vida, tal vez el año que entra alguien me cante un chotiz mientras me paseo como la Doña por Lavapiés. Ante mi sorpresa Jorge me contestó el correo, me llenó de mucha alegría y emoción ver sus líneas, se acordaba de mi proyecto en FLM, mi minicarta del comentario del libro le había gustado mucho. Caray, hoy que estaba a punto de dormir he pensado, con una gran sonrisa que no me cabía en la cara, que cosas como éstas hacen que mi vida sea mágica.