Monday, September 28, 2009

El camino a casa

Pues resulta que en Alemania era defensora de perritos maltratados y por eso me pagaban (!!!)Conocí mejor todo el país y la gente. Fue un trabajo muy interesante y muy bonito, tal vez escriba un cuento sobre eso algún día. Toda una experiencia.
El último día en Alemania lo pasé en Colonia. Es una ciudad multicultural, como muchas ciudades grandes alemanas: con mucha vida, gente por todas partes. Tomé un autobús que me llevó a París y a las 7 de la mañana el día siguiente estábamos, una pareja de alemanes y yo, tomando un café en la plaza de la República, batallé tanto con las maletas y no pagué el tren, porque como siempre, los policías franceses no me dieron la información de donde estaban las máquinas que expiden boletos y las taquillas estaban cerradas. A medio día tomé el avión a México.
Cuando llegué a Atlanta Georgia por avión y pisé el aeropuerto, me dio gusto oler ese olor tan especial y característico de todo Estados Unidos: USA huele a desinfectante o a algo parecido, así como Alemania huele a salchicha dorada y queso cheddar :) y Francia huele a... humanidad (al mal humor de las personas). El aduanal me saludó muy amable y con una gran sonrisa, checó mi pasaporte: ya me sentía un poquito más cerca de casa.
Una vez en México, me pareció tan extraño volver a escuchar a la gente hablar español y mi hermano cuando me saludó me dijo que yo tenía un acento extraño... pero la verdad es que estaba muy cansada del viaje.