Monday, April 19, 2010

Los santos días de la poesía


He asistito a muchos encuentros literarios, algunos con divos, otros no tanto, otros donde el público eran niños de primarias de comunidades indígenas, otros en escenarios de otros países. Lo que siempre me queda es la experiencia de conocer obras interesantes y personalidades interesantes: hacer más amigos escritores de los que ya se llena mi Facebook.
Del 9 al 11 de abril, asistí al encuentro Los Santos Días de la Poesía en Padilla Tamaulipas y fue el encuentro donde más me he divertido, no sé si era porque necesitaba una escapada de todas las presiones y la realidad de la miseria y el desempleo (el personal, que vivo con el mínimo de dinero y a estas alturas creo estar en el Buró de Crédito), o por encontrar a mis viejos amigos, por conocer a otros nuevos o porque el ambiente relajante frente a la Presa Vicente Guerrero era para descansar y disfrutar d elo que más me gusta: la poesía.
Debo decir que por la situación crítica que se vivie en todo el país y más en algunos Estados que en otros, tenía miedo de ir, pero al final sabiendo que donde quiera pasan "chingaderas" (porque a mi cuñado, siendo alemán de nacimiento y hablando perfectamente el checo, le dieron un golpe en la cabeza unos pandilleros en un bar de Brno en República Checa, para acabarla de fregar, unos Neonazis), pues me animé a ir a Tamaulipas. Claro, no es lo mismo un botellazo a un balazo, pero bueno, igual y es que confiaba en la protección de mi ángel de la guarda: pues sería una ironía en mi vida, que andando sola en muchas partes y hasta en lugares más peligrosos (un día me fui solita a Israel) me pasara algo malo justo cuando regreso a mi propio país. Afortunadamente no pasó nada malo, sólo cosas buenas (Celeste Alba, la organizadora, cuidó hasta el último detalle) y aprendí mucho. Maja Zawierzeniec, a quien había conocido en Varsovia, dio un seminario de Poesía Polaca que a mi me pareció de lo más lindo, no sólo por la exposición de Maja, sino porque la literatura polaca es muy bella. Cerramos el encuentro con broche de oro: en el pueblo de Padilla (el viejo), del cual ahora sólo quedan sus ruinas porque fue inundado para la construcción de la presa. Era muy lindo el paisaje ne ruinas de lo que alguna vez fue el pueblo donde fusilaron a Iturbide (nuestro primer emperador mexicano). Éste encuentro me dejó un gran sabor de boca, porque para mí fue muy integral y se honró a la verdadera emperatriz, a la sagrada poesía.

Monday, January 11, 2010


"El lector de éstas páginas será gratificado con más de una agradable sorpresa. Con gran agilidad y soltura de estilo, cualidades de la narradora y cuentista que ya conocíamos en Carmen Ávila, esta escritora nos ofrece aquí un cautivador bordado de ideas e imágenes alrededor del cuerpo. Desde recuerdos de viajes, donde las ciudades se destacan como organismos vivos, hasta las etéreas ideas filosóficas de Paul Valéry, quien concibió la original y extraña noción poética de tenemos más de un cuerpo, pasando por cuentos, leyendas y consejas humorísticas sobre la nariz: todo esto y más aguarda al lector en las páginas de este breve y ameno libro. En la época actual, cuando el cuerpo humano se ve cada vez más como simple objeto, Carmen Ávila nos recuerda su inmensa trascendencia inmaterial y psicológica. (Francisco González Crussí).


Praga como un cuerpo (Periódico Milenio)

Este libro de la joven cuentista coahuilense, Carmen Ávila, tiene de propósito el desentrañar la relación oculta entre el cuerpo y la ciudad en que se mueve, el viaje como iniciación poética y revelación de la geografía de signos que palpitan en la experiencia literaria.

Seis ensayos breves y placenteros con matices filosóficos y etéreos en Praga como un cuerpo, será donde diversos temas y personajes confluyen para ofrecernos una visión muy pecular de la vida y la creación.

Especialista en Gabriel García Márquz, Carmen Ávila no sólo reflexiona sobre el maestro colombiano, sino que también retoma la obra de Franz Kafka y Paul Valéry, bajo la atmósfera espectral de Praga, a manera de homenaje al Viejo Mundo y, por supuesto, al imperio del olfato como mecanismo de nostalgia, inspiración y exhalación en el inabarcable continente de las letras.


Carmen Ávila

Praga como un cuerpo

Universidad Autónoma de Coahuila

México, 2009

139 pp.

Wednesday, November 04, 2009

Mexicanos perdidos en Polonia




Regresé a México y me volví a ir a Polonia. Ahora, después de tanto viaje, por fin estoy en la tranquilidad del encierro, estudiando para un examen, del que si obtengo buenos resultados, los sueños se desgajan de manera exponencial, pero también me atormenta cada noche las pesadillas de no pasarlo con la calificación que quiero.


Polonia me fue familiar, los polacos son como los mexicanos, pero cuando digo esto no estoy exagerando: Son como los mexicanos: pueden ser tan adorables, calurosos a pesar del frío glacial de su país, muy religiosos, pero siento que también tienen algunas mismas malas costumbres... (que no diré aquí para no ventanear a nadie, pero siempre que platico la anécdota todos se ríen). La única diferenica es que están más güeros... y a mí se me hacen muy guapos. Cuando yo les decía a las polacas rubias, delgads y muy bonitas, que a mi me gusta cuanto polaco se me cruzaba por el camino (muchos de ellos podrían pasar como modelos, con cabello oscuro y ojos azulísimos) ellas me decían que esos estaban muy feos y que ellas se morían de ilusión por tener un hombre mexicano (y yo como chiste de Condorito: Plop!).


Las fotos son respectivamente de Varsovia en "La ciudad vieja" y de la Ciudad de México en "La plaza de las tres culturas", la diferencia es de mucha temperatura, y es el mismo mes del año. Esta es la razón por la que siempre desisto de la idea de vivir para siempre en Europa (Y digo para siempre sin exagerar, allá me van a dejar si acepto, si cedo).


Conocí a mexicanos muy talentosos, a polacos amabilísimos, ojalá a todos los vuelva a ver, en México o en Polonia, quien sabe, este mundo es tan pequeño. A propósito, aquí está el blog de Alejandro Ipatzi, tlaxcalteca, quien con unos ojos de poeta, de niño que descubre un mundo que inconscientemente ya conocía, describe de manera muy bella sus viajes por Polonia y por otros lugares.